Las conocidas como “dietas milagro” aseguran una rápida y desproporcionada bajada de peso, pero no siempre se habla de su cara más oscura, el temido “efecto rebote”.
La principal consecuencia de estas dietas bajas en calorías es que se produce una recuperación inmediata y repentina del peso, factor directamente relacionado con una peor gestión metabólica de la energía. Al reducir tan radicalmente la ingesta calórica, la capacidad homeostática de nuestro organismo (capacidad del cuerpo para mantener el equilibrio y adaptarse a los cambios) también se ve reducida.
Principales problemas de las “dietas milagro” y el “efecto yo-yó”.
Tal y como hemos comentado, el efecto rebote se produce cuando hay una bajada muy grande en la ingesta de calorías, cuando se recortan drásticamente de la dieta tanto los hidratos de carbono como las grasas.
¿Qué le ocurre al cuerpo cuando se reduce rotundamente la ingesta de calorías?
El principal problema es que se produce un cambio metabólico en nuestro organismo, o lo que es lo mismo, el metabolismo basal se desmorona, es decir, al existir un déficit de calorías, el cuerpo comienza a gastar menos energía como medida de defensa (se prepara para sufrir hambre, algo que forma parte de nuestro ADN a causa de las terribles hambrunas que ha sufrido el ser humano a través de su historia).
Otra de las consecuencias es que también se reducen los niveles de la hormona encargada de regular el apetito y la saciedad, la leptina; esto implica que en cuanto se abandone este tipo de dieta, el cuerpo dará al cerebro la orden inmediata de que necesita ingerir más calorías, lo que hace que, uniendolo a un bajo metabolismo basal, no solo se vaya a subir rápidamente de peso, sino que al cuerpo le va a costar más deshacerse de esos kilos de más porque tiene que volver a equilibrar los niveles hormonales y basales.
Consecuencias del “efecto rebote”
Como se comentábamos anteriormente, la conjunción de un mayor apetito y un metabolismo ralentizado va a hacer que las calorías ingeridas sean almacenadas de un modo más eficiente, o lo que es lo mismo: a nuestro organismo le va a resultar mucho más difícil quemar las grasas acumuladas y engordará a mayor velocidad.
Según datos médicos, los cambios drásticos y continuos de peso pueden desembocar en problemas cardiovasculares o de depresión entre otros, por lo que las conclusiones son inequívocas: los cambios frecuentes y rápidos en nuestro peso no son buenos para la salud.
¿Qué medidas se pueden emplear frente al exceso de peso?
Lo recomendable es llevar a cabo un cambio en los hábitos de vida y nutricionales; cambios en nuestro estilo de vida, en nuestra alimentación, y en la manera en que interactuamos con nuestro entorno; cambios que ayuden a equilibrar nuestras hormonas y nuestro ritmo basal para que nuestro cuerpo trabaje de una manera eficiente.
Estos cambios no siempre son fáciles de llevar a cabo, requieren de tiempo, paciencia y educación, por lo que siempre será de gran ayuda contar con el consejo, la ayuda y la guía de un profesional del campo de la nutrición.
En Yo soy mi dieta queremos ayudarte a alcanzar tus metas, así que contacta con nosotros si crees que ha llegado el momento de cambiar tus costumbres y hábitos alimenticios.
¡Nos vemos en el siguiente artículo!
Un abrazo,
Victoria Castillo