Cómo adelgazar sin hacer dieta

 

Por normal general, la mayoría de personas que buscan perder peso seleccionan aquella dieta que les permita llegar al objetivo soñado de la manera más rápida posible.

Es cierto que ciertos procesos de control dietético son efectivos a corto plazo, pero si buscamos preservar a largo plazo los resultados nos toca aprender a base de un cambio en nuestro estilo de vida y hábitos.

 

El planteamiento que te propongo es que centres tus energías y objetivos en implantar el cambio de hábitos que en una dieta en particular.

¡Con una buena educación la consecuencia natural es la pérdida de peso tan deseada y sin el sentimiento de estar a dieta!

Hablemos primero de malas costumbres

 

Es importante identificar qué comportamientos usas de manera asidua e impiden que te sientas emocionalmente libre de dietas.

Estas son algunas creencias o comportamientos recurrentes que suelo encontrar en consulta y que requieren un cambio.

 

  1. Fijar objetivos dietéticos restrictivos en base al calendario anual: Épocas en las que nos exponemos a dietas restrictivas con grandes mejoras estéticas y épocas de descontrol donde se vuelve a recuperar es estado de inicio.

2. Marcarse un reto dietético con un peso final: Centrar nuestra atención y medir nuestra evolución sólo por el peso que figura en la báscula. 

Existen motivos muy dispares por los que el peso fluctúa (no ir al baño, ganancia de músculo, retención de líquidos, enfermedad o trastorno…). Obsesionarse con ello es contraproducente.

3. Autopercepción de los alimentos: El alimento es nuestra principal fuente de nutrientes, es la manera en la que cuidamos (o no) de nuestra salud.

Relacionar los alimentos como algo que nos hace “adelgazar” o “engordar” genera una relación tóxica con la comida y posibles trastornos en la conducta.

4. Privación completa de comer. ¡Hay alimentos que nos ayudan a adelgazar!
Y esto tiene su explicación científica, es debido a la termogenesis inducida por la alimentación.

Por ejemplo, la proteína tiene características termogénicas , puedes comer un alimento con 100 kcal pero gracias a los procesos de digestión, enzimáticos y reparto de nutrientes llegar a generar el doble de gasto del que consumes.

 

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Efecto térmico aproximado de los nutrientes

 

 

Hablemos de buenos hábitos para comenzar a implementar

 

Una vez tenemos identificadas esas creencias o malos hábitos que debemos empezar a desechar, vamos a atacar a los buenos.

 

  1. Control de dieta flexible (IIFYM): Está genial tener unos objetivos y una línea de trabajo nutricional a seguir , pero dentro de esas directrices es muy importante mantener el disfrute. 

Para evitar antojos y atracones y así lograr unos resultados a largo plazo de manera sostenible busca un grado ideal de flexibilidad para ti.

En este estudio se asocia una perdida de peso mayor en personas con dietas flexibles, donde incluyen caprichos dentro de su estructura dietética diaria junto con el autocontrol.

 

  1. Cocina en casa: Uno de los hábitos que se asocia con la ganancia de peso es comer con frecuencia fuera de casa. Sé que requiere un esfuerzo de tiempo pero es uno de los mejores consejos que recibirás hoy.

No sólo controlas el método en el que cocinas (hervido, salteado, plancha, al papillote..) además tienes un control real de los alimentos que ingieres y las cantidades. Puedes usar métodos como el batch cooking para programar tu comida semanal al igual que ahorras dinero al evitar desperdicios y tener una lista de la compra más concreta.

 

  1. Beber agua con frecuencia: Mi experiencia me dice que será mejor que sobre a que falte ya que la tendencia general es beber poco. Incluir a lo largo del día café e infusiones que sustituyan bebidas carbonatadas y/o refrescos y por supuesto evitar al máximo el alcohol siempre nos garantiza el éxito.

 

4. Reducir la ingesta de ultra procesados y snacks: Priorizar siempre por comida real, evita disponer de este tipo de alimentos en casa o en el trabajo y recuerda que es muy fácil exceder calorías con la ingesta frecuente de este tipo de alimentos.

 

5. Comer cuando se tiene hambre: Métodos como el mindful eating puede ayudarnos a reconectar con nosotros e identificar las señales reales de nuestro cuerpo. Puedes dominar sensaciones como el hambre y la saciedad simplemente parando y reconectando contigo.

 

 

 

 

6. Practicar ejercicio. Combinar dieta y ejercicio no sólo impacta en una mejora de nuestro físico.

El ejercicio también mejora otros mecanismos. (Descanso, mejoras hormonales , ayuda en la regularización del apetito, mejora nuestro estado anímico…). 

 


 

¡Y hasta aquí el artículo de hoy!

Puede que todo lo mencionado ya lo hayas escuchado en personas que han perdido peso y logrado sus objetivos y además siguen siendo capaces de mantener los resultados en el tiempo.

El denominador común es que esas personas han educado sus hábitos y no tanto su dieta.

Cada persona necesitará reeducar y cambiar hábitos distintos , no todos tienen que ser para ti pero desde luego seguir estas recomendaciones harán que mejores tu salud y tu físico.

Si necesitas ayuda u orientación , sobre todo en los comienzos, puedes contactarnos pinchando aquí

¡Estaremos encantados de ayudarte!

Un abrazo

Victoria Castillo

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